MEDIDAS PREVENTIVAS


¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta para valorar el riesgo de UPP?
A la hora de realizar una valoración del paciente y de su entorno de cuidados, además de las fuerzas externas (presión, fricción y cizallamiento) y la humedad, deben tenerse en cuenta aquellos factores que pueden favorecer la aparición de alteraciones en la piel:

a) Fisiopatológicos

  • Lesiones cutáneas: edema, sequedad de la piel.
  • Trastornos del transporte de oxígeno: insuficiencia vascular, estasis venosa.
  •  Déficits nutricionales: delgadez, obesidad, desnutrición.
  • Trastornos inmunológicos: cáncer, infección.
  • Alteraciones del estado de conciencia: confusión, coma.
  • Déficit motor: accidente cerebrovascular (ACV), parálisis.
  • Déficits sensoriales: pérdida de la sensibilidad térmica y de la sensación dolorosa.
  •  Alteraciones de la eliminación: urinaria y/o fecal.

b) Derivados del tratamiento

  • Reposo absoluto.
  • Inmunosupresores: radioterapia, quimioterapia.
  • Sondajes con fines diagnósticos o terapéuticos: sondaje vesical, sondaje nasogástrico.

c) Socioeconómicos  

  • Hábitos higiénicos inadecuados.
  • Arrugas en ropa y cama.  
  • Falta o mala utilización del material de prevención.
  • Desmotivación profesional por falta de formación y/o sentimiento de sobrecarga.
  • Escasa educación sanitaria de cuidadores y pacientes.
  •  Deterioro de la propia imagen de la enfermedad


¿Qué medidas pueden prevenir la aparición de UPP?
En el manejo de las UPP, la prevención es el mejor tratamiento.  Los tres elementos que se van a detallar a continuación deben ser usados en conjunto, ya que existen estudios que demuestran que la utilización de alguno de ellos de manera aislada no pueden ser considerados, sino formando parte de un conjunto.  

a) Cuidados locales de la piel
  • Utilizar un jabón con pH adecuado sobre la piel (pH=5,5).
  •  No frotar vigorosamente la piel.
  • Aclarar y secar completamente la piel para protegerla del exceso de humedad prestando especial atención en las zonas de pliegues cutáneos.
  • Mantener una adecuada hidratación de la piel, evitando realizar masajes sobre las prominencias óseas (esto podría producir roturas de capilares y favorecer la aparición involuntarias de UPP).
  • No usar agentes irritantes (productos con alcohol, colonia) ya que produce sequedad sobre la piel.
  • Utilizar apósitos protectores para reducir posibles lesiones por fricción.
  • Aplicar productos compuestos de ácidos grasos hiperoxigenados (Corpitol®, Linovera®) en aquellas zonas sometidas a presión, ya que proporcionan una óptima hidratación, favorecen el aumento de la circulación capilar y refuerzan la resistencia cutánea.


b) Manejo de la humedad

  • Controlar la causa que origina el exceso de humedad.
  • Cambiar los absorbentes (empapadores) con frecuencia.
  • Vigilar las zonas de piel expuestasa a un exceso de humedad y aplicar productos barrera a base de óxido de zinc (Secura®).


c) Cambios posturales:
  • Su frecuencia vendrá determinada por el estado de la piel, las necesidades del individuo y la redistribución de las presiones de la superficie de apoyo. Como norma general, se realizarán cada 2-3h durante el día. 
  • Son imprescindibles tanto en la prevención como en el tratamiento de las UPP, ya que reducen la duración y la magnitud de la presión ejercida sobre las zonas más vulnerables.
¡Interesante! Aquí abajo os dejo una tabla muy gráfica en la que os indico como hacerlos en función de la posición anatómica del cuerpo.



Bibliografía:
Barón M, et al. Guía para la Prevención y Manejo de las UPP y Heridas Crónicas. Madrid: Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, Subdirección General de Gestión Económica y Recursos Humanos y Servicio de Recursos Documentales y Apoyo Institucional; 2015.


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